Podía estar pasando esto? Pesadilla de un hombre hecho realidad. PARTE II: Luis González III fue acusado de actos atroces: secuestros, torturas, asalto sexual. Si es declarado culpable, se enfrentó a la vida tras las rejas . "No dejaba de pensar que había habido un error, que él estaría en muy poco tiempo. Que el sistema, puesto en marcha por un malentendido o un acto de maldad, pronto se corregirá. "Una cita de un oficial de policía:" En 19 años de trabajo de la policía, esta tiene que ir a la historia como uno de los ataques más brutal que he visto. "'
"Pasó un mes en su único literas celular, y luego otro, y no tenía nada más que tiempo para contar todo lo que había perdido. Su libertad. A su hijo. Su trabajo. Su reputación. Había que preguntarse cuánto podía soportar.
Los demás internos en el ala de aislamiento de la cárcel del Condado de Ventura no hablar de sus casos, ya que cualquiera podría ser un chivato, pero sus acusaciones eran bien conocidos en el pabellón. Más de una vez, que le advirtió sobre lo que le esperaba si era declarado culpable y enviado a una prisión estatal. Con un delito sexual en su chaqueta, lo sabía, iba a ser un objetivo para siempre.
"Al igual que usted está esperando la muerte", dijo. "Morir, probablemente sería mejor." '
"A veces, González se pregunta cuánto peor las cosas podrían haber ido.
¿Qué pasa si se había apoderado del desayuno en Las Vegas antes de abordar su vuelo? Él no habría sido necesario que bagel en Simi Valley, para que no se han ido al banco por dinero en efectivo, y no han sido capturados en las cámaras de seguridad.
Su coartada se evapora y está en la cárcel de por vida.
Al final del día su mente automáticamente reproduce sus movimientos, hora tras hora, porque era su capacidad para hacer eso que lo salvó. Tras su liberación, el hábito de documentar meticulosamente su paradero, la eliminación de las brechas de tiempo que podría dejarlo vulnerable.
Si está en un aeropuerto o un 7-Eleven, se asegura de que las cámaras de vigilancia de echar un buen vistazo a su cara. Cada vez que se puede deslizar su tarjeta de crédito y firmar con su nombre, ni siquiera para comprar un paquete de chicles, lo hace. Que llena su cartera con los recibos y el mundo con una pista de la atención.
Él se siente más vulnerable cuando está dormido, cuando, por seis u ocho horas por noche, no hay cámaras vigilando, no hay testigos están marcando su presencia, y nadie más que Luis González III puede decir con certeza dónde está. "
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